La primera temporada de Emily in Paris me dejó un sabor muy agridulce. Si bien es cierto que me pareció muy entretenida, me dio la sensación de ser una sucesión constante de clichés y estereotipos sobre los franceses que lo único que hacían era renovar la figura del héroe americano a través de su protagonista.
Por suerte, esta segunda temporada se ha centrado más en el humor y las tramas románticas y ha dejado los clichés en un segundo plano, aunque no los ha olvidado. De nuevo nos encontramos con esa imagen de que los franceses son unos vagos que no trabajan, la cual se ve reforzada en los últimos capítulos.
En esta ocasión nos encontramos de nuevo con Emily y su lío amoroso con Gabriel. La temporada va a girar entorno a su amistad con Camille y cómo conservarla, a pesar de sus sentimientos por el chef más deseado de la ciudad. Nuestra protagonista sigue demostrando su gran valía profesional y lo capaz que es de sacarse ella solita las castañas del fuego, aunque para ello contará con el apoyo de Mindy y de sus compañeros.
Una de las mejores cosas de esta temporada ha sido poder conocer mejor a Sylvie, la jefa de la agencia parisina. Sin duda, descubrimos un personaje enigmático, irónico y con mucha fuerza. Para mí, la mejor de la temporada ha sido ella.
Por fin, en esta temporada, Emily parece que se va a poner en serio a aprender francés, después de varios meses trabajando allí (ya era hora). Su relación con el idioma va a dar lugar a momentos muy divertidos y nos va a permitir conocer personajes la mar de interesantes.
El final queda nuevamente abierto a una tercera temporada que si bien aun no ha sido confirmada de manera oficial, los actores sí que han dado a entender que la habría. ¿Qué decisión tomará Emily? ¿Qué le deparará el amor en esta nueva entrega? Estamos deseando ver ya la tercera temporada.
Culture by Adela 